Muy buenas.
Una semana de viaje en Barcelona, da para mucho que contar. Y vaya si lo voy a hacer.
Empezamos saliendo el martes desde Lanzarote. Al principio había mucho miedo y nervios, pero poc a poco los fuimos dejando atrás, y cómo ya comentó Andrés, en su blog, hubo tiempo desde para jugar a las cartas, hasta para tener charlas más distendidas de lo habitual con los profes.
Al aterrizar, perdimos una maleta, y todo, y conocimos a nuestro chófer, José, que aunque al principio imponía un poco, al final acabó siendo el tipo mas salao que conocí. Memorable es ya su frase "Adiós, tonto", con la que saludaba a cada guagua con la que se cruzaba.
Tras cenar de forma fría y distribuirnos las habitaciones, llegó el segundo día, en el que fuimos a patinar a la pista del Baaaaaaaaaaarça, y hubo quien aprovechó para ir a ver el Camp Nou, aunque eso sí, 17 euros la entrada y otros 17 la foto con la Copa de Europa, tiran patrás a muchos. Sobre el patinaje, tuvimos lesionada a Pilar y yo desistí a la cuarta vuelta tras pegarme la hostia padre. Luego tocó visita a Barcelona, en la que Ithaisa nos hizo de guía turística, ayudada por Jose y por mí (Viva yo echándome flores). Eso sí, la chica parecía que no había salido de Lanzarote en su vida. pues todo lo remataba con un "¡Ay, que emocionaaanteeee!" y un gesto con la mano como si se estuviera abanicando. (Desde aquí le mando un besazo, guapa!). Aviso, la Sagrada Familia, es acojonante verla desde fuera, así que no me quiero imaginar por dentro. Luego vuelta al hotel y después a la disco, donde me gané el apodo de Kevin "El Chikilicuatre" por mi gran afición a cantar y bailar el Chiki Chiki (¡Perrea, perrea!)
El tercer día fuimos a ver el Acuario y de paso a comprar. El Acuario decían que era el más grande de Europa, pero a mí no me lo pareció. Si llegáramos a pagar, me hubiera parecido el timo del siglo. Luego comimos en el Poble Espanyol, y después fuimos a Montserrat, de dónde salí medio mareado, y todos decían que hacía pelete, debo estar hecho de hielo, porque yo no sentía nada. Vimos el inicio del funeral por los abades, con un inicio en catalán que aproveché para practicar un poco el idioma. Luego de que volvimos al hotel, todos menos yo se fueron a la disco. (Quería ver un programa en catalán muy bueno)
El viernes ocurrió un hecho muy curioso, y es que la visita a Tortosa coincidió con mi cumple. En el tren, tuve tiempo hasta para declararme (a quién, adivinen, o si no, está explicado más arriba), pero me dió la impresión de que pasó cuatro kilos de mí. Tortosa es una ciudad preciosa , en la que en cuanto cruzas el puente sobre el Ebro, avanzas o retrocedes en el tiempo, según si vás al oeste (la parte moderna) o al este (la parte antigua), donde hay un castillo desde el cual sus vistas acojonan, de lo bellas que son. Luego fuimos al mercado, donde aparte de enterarnos de las notas, hubo quién compró "pastissets" (Pilu, la que más, amén de 36 morcillas, ¿pa qué las querrá?). El almuerzo fue en los jardines del Príncipe, dónde hay estatuas de estilo romántico (yo más bien diría porno, porque estaban todas desnudas y en posturas que daban que pensar, xD).
En la guagua, aproveché para deleitar (o más bien torturar, según Pilar la de mates) a la gente con mis canciones (Por cierto, Amada, sigue con el francés, el italiano no es lo tuyo, xD).
De Port Aventura no hay mucho que decir, salvo que la de mates es una juerguista de cuidao (se montó en todas las fuertes del parque), que los espectáculos son una pasada, y que hicimos una carrera en la estampida, donde ganó el equipo azul (Yo iba en el rojo, y sólo éramos 8). Sólo me monté en la Stampida y en una que es una torre desde la cual te lanzan en caída lliure a 115 km/h durante 86 metros. Acojonante ( Y sí, lo admito, fui demasiado cobarde pa montarme en el Dragon Khan, aparte de que pillé un trancazo de cojones)
Pues esto ha sido todo lo del viaje. Y a los que no vinieron, no saben lo que se perdieron.
Dracón.
martes, 18 de marzo de 2008
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1 comentario:
Tu crónica es un excelente complemento a mi reportaje fotográfico (o viceversa).
Te faltó contar lo de la paliza que le diste al profe de ética jugando a la maquinita del trivial pursuit del hotel.
Un abrazo.
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